viernes, febrero 09, 2007

La sonrisa.

No fue el viento lúbrico que preñaba mujeres fuera quien lo hizo. No fueron sus manos, ni siquiera unas palabras mágicas recitadas en voz alta con la entonación adecuada...

Creo que fue la sonrisa,
la sonrisa fue quien abrió la puerta.
Era una sonrisa con mucha luz
dentro, y apetecía
entrar en ella, quitarse la ropa, quedarse
desnudo dentro de aquella sonrisa.
Correr, navegar, morir en aquella sonrisa.

(La Sonrisa. Eugenio de Andrade)

0 comentarios:

Publicar un comentario