Observa cuidadosamente su rostro, apréndete sus facciones detalle a detalle. Fíjate en sus manos, en la delicada forma con la que empuña su afilado cuchillo. Guarda en un lugar seguro de tu memoria la textura oleosa, la cantidad exacta de oscuridad de su sombra. Pues tus recuerdos son lo único que podrá salvaros.
Sólo me resta desearos suerte. Mucha suerte. La vais a necesitar.