jueves, abril 27, 2006

Alguien.

En días como el de hoy necesitaría a alguien capaz de sostenerme la mirada sin que le temblaran los labios. A un hipócrita valiente con escasos escrúpulos. A un sordo, un extranjero, un idiota indiferente y ajeno como una estatua de mármol a mis insidiosas palabras de sirena varada. Alguien que me arrastrara hasta un sótano oscuro, a una celda húmeda de barrotes gruesos y fríos y me encerrara como una bestia. Alguien que no viera en mí atisbo alguno de humanidad. Para quien fuera menos que un perro, que una rata, que un insecto. Alguien que alargara mis ayunos a voluntad, que me visitara de madrugada para patearme con precisión de cirujano los riñones y convocara muchedumbres frente a mi celda cada día a la misma hora para escupirme e insultarme.
Alguien con la piedad suficiente para abandonarme después sobre un barco pequeño en un extenso océano sin orillas.

0 comentarios:

Publicar un comentario