miércoles, octubre 21, 2009

Aire


Existe otro Sutpen. Al caer la tarde suele salir a la terraza de su preciosa casa en La Carnia a contemplar cómo la blanca pared de piedra alpina se va tiñendo de rosa. Del interior de la casa sale una melodía de piano. Es Ludovico Einaudi. Fue precisamente él, el pianista, quien nos presentó. Como supimos un día, hace años, que existían dos Sutpen sobre la faz de la tierra. Alguna noche os contaré la historia. Desde aquel día lejano hasta hoy, Ludovico ha sido la persona que probablemente mejores ratos me haya hecho pasar. Y os aseguro que el sexo con algunas mujeres desde ese mismo día hasta hoy ha sido fantástico. Pero, afortunada o desgraciadamente hay lugares a los que el sexo no llega y sólo la música alcanza. No os engañéis. Ni la pintura, ni la literatura. Todos esos colores y formas, todas esas palabras tan cuidadosamente elegidas no pueden competir contra el extraordinario poder de esas evocadoras vibraciones del aire armoniosamente combinadas. Ludovico, podemos decirlo, es un artista del aire. Y allí estaremos tú y yo, el martes 3 de Noviembre, en el teatro Compac de Madrid a la nueve de la noche, cuando la primeras notas de su piano hagan oscilar la presión del aire de una forma tan hermosa, precisa y armónica que nos parecerá que a nuestro alrededor crecen los jardines aéreos de Babilonia, se eleva la catedral invisible de Colonia, nos sumergimos en la mecánica volátil del mar.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

La fe es algo incontestable.
Allí estaremos.

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