jueves, septiembre 22, 2005

El Síndrome de Stendhal

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Atardecer en Essaouira. Foto de Sutpen.


“En 1817 el joven novelista francés Stendhal, visitó la ciudad de Florencia. Nada le había preparado para la acumulación de tanta belleza. Entró en la monumental iglesia de la Santa Croce. De repente, se sintió aturdido: sufrió una ligera desorientación, palpitaciones y una intensa sensación de falta de aire. Y tuvo que salir. Hoy en día, estos síntomas se conocen como síndrome de Stendhal.”

Los síntomas antedichos pertenecen a los casos más leves. Los agudos completan el cuadro sintomatológico del síndrome de Stendhal con intensos e irresistibles deseos de llorar y sonrisas trémulas. Frágiles.

Estos últimos son los que padecen aquellas personas que en algún instante de sus vidas son capaces de sentir un amor intenso dirigido a la belleza de un atardecer, de una rosa, del mar, de una iglesia florentina. Es un amor incompleto, doloroso porque se proyecta sobre cosas incapaces de corresponder a ese amor. De entregarse a él. Son las lágrimas y la sonrisa de un amante despechado. Son las lágrimas y la sonrisa del desamor. De su perfecta, completa y lúcida consciencia.

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